EDMUND HUSSLER
Filósofo alemán, iniciador de la corriente filosófica denominada fenomenología. Nació en Prossnitz, Moravia (hoy en la República Checa), el 8 de abril de 1859, y estudió ciencias, filosofía y matemáticas en las universidades de Leipzig, Berlín y Viena. Husserl fue discípulo de los matemáticos Kronecker y Weirstrass, del que fue ayudante en 1883, año en el que conoció al psicólogo Brentano, del que adoptó el concepto de intencionalidad. Su tesis doctoral versó sobre el cálculo de variaciones. Se interesó por la base psicológica de las matemáticas y, poco después de ser nombrado profesor en la Universidad de Halle, escribió su primer libro, Filosofía de la aritmética (1891), en el que sostuvo la hipótesis de que las leyes matemáticas tienen validez independientemente de cómo el pensamiento llegue a formularlas y a creer en ellas. Husserl se refutó a sí mismo en su obra Investigaciones lógicas (1901), considerada como un vigorosa polémica en contra del psicologismo en la lógica y una reorientación radical del pensamiento puro. Un filosofar radical que nos permite el acceso a la conciencia trascendental y a la subjetividad pura. "La conciencia de ser conciencia en algo".
Para Husserl, la labor del filósofo es la superación de las actitudes naturalista y psicologista mediante la contemplación de las esencias de las cosas, que podían ser identificadas de acuerdo a las leyes sistemáticas que rigen la variación de los objetos en la imaginación. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este tipo de atención intencionalidad. La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que llamó significados, que determinan hacia qué objeto se dirige la mente en cada momento dado. Durante sus años de estancia en la Universidad de Gotinga (1901-1916), Husserl atrajo hacia sus teorías a muchos estudiantes que fundaron la escuela fenomenológica y escribió su obra más influyente,
Ideas: una introducción a la fenomenología pura (1913).
Después de 1916 Husserl enseñó en la Universidad de Friburgo. La fenomenología había sido criticada como un método solipsista en esencia, limitando al filósofo a la simple contemplación de significados particulares; por ello, en Meditaciones cartesianas (1931), Husserl trató de demostrar cómo la conciencia individual puede ser orientada hacia otras mentes, sociedades y ámbitos del devenir histórico. Quiso, incluso, construir una teoría antiintelectualista de la conciencia del tiempo. Husserl murió en Friburgo el 6 de abril de 1938; los nazis le habían impedido enseñar desde 1933. La fenomenología de Husserl tuvo gran influencia sobre un joven colega de Friburgo, Martin Heidegger, que desarrolló la fenomenología existencial, y más tarde sobre Jean-Paul Sartre y el existencialismo francés. La fenomenología perdura como una de las tendencias más vigorosas en la filosofía contemporánea, y su huella se ha dejado sentir también con fuerza en la teología, la lingüística, la psicología y las ciencias sociales.
Fenomenología de Husserl: Aprender a ver
Sergio Fernández
Nosotros tomamos nuestro destino en las manos, nos convertimos en responsables de nuestra historia mediante la reflexión, pero también mediante una decisión en la que empeñamos nuestra vida; y en ambos casos, se trata de una acto violento que se verifica ejercitándose.
MERLAU-PONTY
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Hablar de fenomenología, el movimiento filosófico creado por Edmund Husserl (1859-1938), es casi tanto como hablar de la filosofía del siglo XX, y creo que se pueden apuntar dos razones en apoyo de esa opinión. En primer lugar, si desviamos la mirada de las formulaciones concretas que Husserl dio a sus ideas, son muchos los filósofos de nuestro siglo que han reconocido la influencia de Husserl en un grado mayor o menor. Heidegger fue discípulo directo de Husserl, y de él aprendió un cierto estilo de filosofar, aunque pronto surgieron las diferencias teóricas. Sartre, en los años treinta, descubrió a nuestro autor en Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, que es la exposición más conocida que Husserl logró de una teoría. La influencia sobre Sartre es notoria. Algunos autores decisivos del siglo XX, como Merleau-Ponty, han pertenecido a la fenomenología. La hermenéutica de Gadamer y Paul Ricoeur encuentra su punto de arranque en Husserl. Y aún podríamos ir más lejos y compartir la tesis que defiende Montero Moliner (en Retorno a la fenomenología) según la cual, para aquellos que entienden de ideas y no de escuelas, la filosofía analítica y del lenguaje participarían del mismo espíritu que la fenomenología. Autores como Strawson, Austin, Searle y Grice son emparentables con la fenomenología sin necesidad de forzar mucho las comparaciones. Más complicada se presenta la opinión de Gerd Brand (en Los textos fundamentales de Ludwig Wittgenstein) según la cual Wittgenstein sería el fenomenólogo por antonomasia. El movimiento filosófico creado por Husserl ha ido extendiéndose y ramificándose con el transcurso de los años.
Para hacerse una buena idea de la increíble amplitud del árbol fenomenológico que casi no deja una ciencia ni una disciplina filosófica sin cubrir- puede consultarse con la obra de Bernhard Waldenfels (Introducción a la fenomenología. De Husserl a Derrida). La fenomenología es una filosofía viva, se publican anales y revistas, se dan congresos y seminarios. ¿Cuál puede ser el motivo de este éxito de la fenomenología? Para responder a esta pregunta, entramos en la segunda razón. Ya uno de los primeros discípulos de Husserl, Adolf Reinach, había señalado que la fenomenología, más que un sistema de doctrinas filosóficas, era un método. Y un método que además envuelve un desarrollo ilimitado por principio. Este es el sentido del título que he dado a mi artículo: la fenomenología como un intento de establecer las condiciones de posibilidad de la filosofía, como un intento de mostrar el camino que conduce a ver el mundo de un modo filosófico. En un esfuerzo de reflexión metafilosófica, Husserl buscó un lugar para la filosofía, un lugar que nadie más que ella podría rellenar, y agotó sus energías prácticamente en ese esfuerzo. Por ese motivo, y dejando a un lado las falsas radicalidades metafilosóficas, la fenomenología como teoría filosófica apenas se decanta por tesis precisas: tanto que casi podríamos decir que todo lo que caiga bajo el rótulo "filosofía realizada con un esfuerzo de seriedad y rigor" puede ser considerado como "fenomenología". Además, siendo Husserl el iniciador de la corriente, se hace en parte comprensible que su filosofía esté afectada de todas las vacilaciones propias del que explora un nuevo terreno. Husserl, que era un hombre sum i do en la teoría y excesivamente escrupuloso, volvió una y otra vez sobre sus propias ideas, e intentó exponerlas completas en varias ocasiones, añadiendo más y más detalles, complicando la terminología. A su muerte dejó más de 45.000 folios taquigrafiados y creo que aún siguen editándose sus obras bajo el título de Husserliana. Sin embargo, se consideró un principiante de la filosofía, que sólo se había adentrado en los primeros caminos del inmenso territorio que el método fenomenológico abría. Pero no debemos olvidar cuando leemos a Husserl, que esta filosofía confusa, inacabada y a veces contradictoria, fue la inspiración para obras geniales del siglo XX, rebosantes de ideas tal vez más claras y atractivas, y que, bien en deuda teórica o en debate crítico con ella, son numerosos los filósofos de nuestro siglo que han pasado por la fenomenología y han contribuido a desarrollarla y matizarla con sus teorías. Por tanto, creo que entender a Husserl es necesario para entender nuestro siglo, al menos filosóficamente hablando. En este artículo intentaremos, en la medida de lo posible, acercarnos a este entendimiento.
La fenomenología nació en las Investigaciones lógicas como una refutación del psicologismo. El psicologismo pretendía ser un modo de solucionar algunos problemas que planteaban la teoría del conocimiento y de la ciencia, sin salir de los estrechos márgenes de un positivismo de "hechos". La idea del psicologismo consistía en hacerse una cierta composición de lugar, sin despegarse del suelo del sentido común de su época para conseguir de ese modo la ventaja de una apariencia de inteligibilidad inmediata. Acto seguido, se ventilaba la teoría del conocimiento, pretendiéndose que las paradojas que descubría no eran más que el resultado de obscuros filosofemas. La composición de lugar que antes he mencionado es esta: empecemos por aceptar la realidad de un mundo de objetos como algo comprensible de suyo, como un horizonte infranqueable más allá del cual no tiene sentido ninguna pregunta. Dentro de ese mundo de objetos colocamos al ser humano como un objeto entre objetos; ahora bien, el ser humano nos resulta un objeto muy peculiar. ¿En qué consiste la conciencia o vida anímica por la cual ese objeto se representa a todos los demás? ¿Es una propiedad de ese objeto? En nuestro mundo positivista de objetos sólo podemos admitir el enlace casual como relación entre objetos. ¿Se puede explicar acaso el conocimiento como una influencia causal de un objeto sobre otro objeto? El psicologismo cedía a la tentación cartesiana de concebir la conciencia o vida anímica como una cosa, una realidad sustancial. En las últimas décadas del siglo XIX la psicología se había constituido como ciencia, al probarse que era posible aplicar el método experimental para el estudio de la vida anímica de animales y seres humanos. Y desde su nacimiento hasta mucho tiempo después, la psicología pretendía convertirse en una auténtica "física del alma", pretensión que será duramente criticada por Husserl: según nuestro autor, nunca podría llegarse a esta concepción justa del sujeto -en tanto que sujeto cognoscente- mientras se le siguiese tratando de agotar en todos sus matices por medio de una ciencia empírica, intento bajo el cual subyacía la visión sesgada de él como objeto entre objetos. Era totalmente absurda la supuesta fundamentación definitiva del conocimiento por parte de la psicología, alegándose que el conocimiento debía verse como un evento psicológico, y que su misterio será finalmente iluminado por la razón científica. Teniendo en cuenta que desde los tiempos de Descartes la teoría del conocimiento había sido el baluarte de la posibilidad y necesidad de la reflexión filosófica, al ser solucionados sus "problemas" por una ciencia como la psicología, la filosofía quedaba sin "trabajo" y por tanto, sin "sentido". Pero el psicologista había ido demasiado lejos: al pretender cerrar el círculo de la objetividad científica sobre sí mismo, lo único que consiguió fue poner de relieve los propios límites de toda ciencia. La teoría del conocimiento no podía solventarse con la investigación psicológica porque esta era un conocimiento. Tampoco la lógica podía reducirse a leyes que gobernaban exclusivamente la psique humana, puesto que la psicología daba la lógica por supuesta en todos sus razonamientos. "El relativismo específico hace esta afirmación: para cada especie de seres capaces de juzgar, es verdadero lo que según su constitución o según las leyes de su pensamiento deba tenerse por verdadero... la constitución de una especie es un hecho. Y de hechos sólo pueden sacarse hechos. Fundar la verdad en la constitución de una especie... significa darle, pues, el carácter de un hecho. Pero esto es un contrasentido. Todo hecho es individual, o sea, determinado en el tiempo. Pero hablar de una verdad temporal sólo tiene sentido refiriéndose a un hecho afirmado por ella (caso de que sea una verdad de hecho) más no refiriéndose a ella misma." (Investigaciones lógicas, primera parte, cap. Vll). La raíz del problema estaba -aunque parezca un galimatías- en una errónea concepción de lo que es un concepto. De alguna manera la mente humana no está hecha, en su funcionamiento ordinario, ni para el estatismo absoluto de los conceptos ni para la fugacidad de las sensaciones. Por eso, cuando Husserl propone un filosófico viaje al fondo del concepto, considerándolo en tanto tal concepto, prescindiendo por completo de averiguar nada acerca de su naturaleza o realidad, y persiguiendo conexiones puras entre conceptos en un dominio donde precisamente reina el más completo aislamiento y soledad entre entes conceptuales perfectamente idénticos a sí mismos, nos resulta como una bocanada de aire fresco la teoría opuesta, que toma a los conceptos en su realidad superficial de eventos psíquicos, sin meterse en las honduras de su significado, y va explicando su aparición por medio de un proceso genético.
Pero Husserl consideraba que debía hacerse una teoría del conocimiento puramente conceptual: por lo tanto, no podía utilizarse ni uno sólo de los conocimientos ya constituidos. Ese es el sentido que tiene su famosa epojé (suspensión del juicio) o reducción fenomenológica. Para poder estudiar las vivencias en cuanto tales, hay que modificar nuestro modo ordinario de vivirlas. Husserl describe este modo ordinario o actitud natural como un directo e ingenuo apuntar de la conciencia al mundo y a sus objetos, como una atención y un interés en ellos. La actitud natural está cargada de interpretaciones admitidas tácitamente como válidas, de prejuicios, de intelectualizaciones confusas que conducen a faltas de entendimiento. El resultado de la epojé fenomenológica es que nuestra atención se desplaza a los objetos al modo de darse esos objetos en la conciencia, o sea, a los fenómenos en sentido fenomenológico. Entonces el fenomenólogo sólo aceptará como fenómenos válidos aquellos que estén da dos originariamente, y que son la base para toda interpretación e intelectualización posterior. "No hay teoría concebida capaz de hacernos errar respecto al principio de todos los principios: que toda intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de derecho del conocimiento; que todo lo que se nos brinda originariamente (por decirlo así, en su realidad corpórea) en la intuición, hay que tomarlo simplemente como se da, pero también sólo dentro de los límites en que se da." (Ideas, 24). Para Husserl, la filosofía tiene que apoyarse en las intuiciones más primordiales de nuestra vida: "Las intuiciones que únicamente pudieran ser vivificadas por impresiones remotas e imprecisas, inauténticas -y en el supuesto de nue se tratara realmente de unas intuiciones- no podrían satisfacernos. Nosotros queremos volver a las cosas mismas." (Investigaciones lógicas). Este volver a las cosas mismas se convirtió en un lema repetido de la fenomenología.
Tras la epojé o reducción fenomenológica -que nos han colocado plenamente en el terreno de partida de la subjetividad- viene la reducción eidética. Husserl se aparta del empirismo al defender que hay una verdadera intuición de esencias. "Una intuición empírica e individual puede convertirse en intuición esencial (ideación) -posibilidad que por su parte no debe considerarse como empírica, sino como esencial. Lo intuído en este caso es la correspondiente esencia pura o eidos, sea la suma categoría, sea una división de la misma hasta descender a la plena concrección" (Ideas, 3). La fenomenología queda ahora definida más estrictamente como la descripción eidética de la vida trascendental del yo. Por vida trascendental del yo entenderemos el con junto de vivencias o fenómenos originarios que, como datos absolutos a toda posición de trascendencia, hacen posible la apertura de la conciencia a un mundo. Se trata de apresar el origen último de todo posible sentido y validez de ser. Husserl se plantea la pregunta sobre cómo debemos concebir el sujeto para que después resulte inteligible el que ese sujeto lo sea de conocimiento. Partiendo de la esencia intuitivamente aprehensible del conocimiento -que es la apertura intencional de un sujeto a un objeto presente-, y a la luz de ella, tenemos que reexaminar nuestros conceptos tanto de la realidad del sujeto como de la realidad del objeto o mundo. Todos los conceptos, incluyendo los que Kant llamaba “conceptos puros”, han de encontrar su sentido originario en una subjetividad trascendental, de la que parte toda concepción, tanto del mundo como de uno mismo. Esta es la reducción trascendental, por la que Husserl accedía a su peculiar idealismo fenomenológico. Muchos de los seguidores de Husserl de aquella época se extrañaron del viraje hacia el idealismo que ya empezaba a manifestarse en Ideas, y se apartaron de la reflexión trascendental, recorriendo entonces sus propios caminos filosóficos. Husserl se quedó sólo con un reducido grupo de incondicionales. La reducción trascendental abría el paso hacia un territorio inédito, del que cabía tener experiencias trascendentales y del que podía ocuparse por fin una filosofía autónoma, radical y sustantiva; así se pondría fin a la dispersión de la filosofía en filosofías. Ya hemos visto cual era la postura del objetivismo cientificista. "El trascendentalismo, por el contrario, dice: el sentido de ser del mundo de vida previamente dado es una configuración subjetiva, es producto de la vida de la experiencia, de la vida pre-científica. En ella se construye el sentido y la validez de ser del mundo, y en cada caso del mundo que vale realmente para el que en cada caso lo experimenta. En cuanto al mundo "objetivamente verdadero", el de la ciencia, es una creación de más alto grado, fundada sobre la experiencia y el pensamiento pre-científico, o lo que es igual, sobre sus rendimientos de validez. Sólo una retro-indagación radical de la subjetividad, de la subjetividad que es precisamente la que en última instancia hace posible toda validez del mundo con su contenido y en todas las modalidades científicas y pre-científicas, así como una indagación del qué y el cómo de los rendimientos de la razón, puede hacer inteligible la verdad objetiva y alcallzar el sentido de ser último del mundo. Por consiguiente, no es el ser del mundo en su obviedad incuestionada lo en-sí primero, ni se trata de plantear la nuda interrogación sobre lo que objetivamente le pertenece; sino que lo en-sí primero es la subjetividad, y precisamente en cuanto instancia que pre-da ingenuamente el ser del mundo y seguidamente lo racionaliza. O lo que es igual: lo objetiva." (Crisis, 14).
Ahora estamos en condiciones de poner de manifiesto y comprender la tensión filosófica en que se movió Husserl durante toda su obra. Por un lado nos encontramos con una filosofía o fenomenología crítica. La fenomenología crítica busca parcelas de la realidad, parcelas que sean "intuitivamente", "manifiestamente" de la realidad -experimentado en una vivencia pre-científica-, y que no puedan ser explicadas por las conceptualizaciones al uso en la ciencia. Esa parcela de la realidad es la vida anímica o subjetividad trascendental. En Crisis, Husserl la llamó "el mundo de la vida". Pero la filosofía crítica, podemos decir, se ha auto-inmolado para revelar las incongruencias del objetivismo cientificista, porque al problematizar el conocimiento y buscarle un fundamento, ha cerrado también, en principio, sus propias vías. Aquí es donde aparece el trascendentalismo kantiano y su división entre conocimiento ordinario y científico y conocimiento trascendental. Husserl, recuperando la reflexión de Kant, quiere venir a abrir una posibilidad para una filosofía sustantiva que, habiéndose hecho epojé de toda tesis, no busque ya un fundamento para el conocimiento, ni siquiera un concepto de conocimiento y trascendencia, y se limite a describir fielmente el fenómeno considerado como dato absoluto, proporcionado por una experiencia trascendental. Una buena muestra de la tensión entre estos dos modos de concebir la filosofia simplificadamente podríamos decir: teoría del conocimiento y metafísica que en las Meditaciones cartesianas Husserl llega a indicar que también la experiencia trascendental requeriría una crítica que la revisara.
Una de las frases más famosas de la fenomenología es aquella que expresa la intencionalidad de la conciencia: toda conciencia es conciencia de algo y ese algo no es la propia conciencia. Husserl establece una conexión indisoluble entre la conciencia y su objeto, la llamada correlación universal objeto-conciencia. Habiendo tomado la noción de intencionalidad de su maestro Franz Brentano, Husserl se percató de que por un lado no puede concebirse ninguna vivencia de conciencia aislada o separada del objeto al que está dirigida, al que apunta intencionalmente (y que, en principio, no es el objeto sino el objeto intencional), pero que también, por otro lado, y por lo menos en lo que respecta a su sentido, tampoco el objeto era autónomo o independiente de la conciencia, que es la única fuente dadora de sentido. Para Husserl, conciencia y objeto son dos entidades separadas en la naturaleza que por el conocimiento se pondrán en relación. Hay una correlación primitiva a partir de la cual se definen sujeto y objeto como tales. (Con total independencia de lo que exista o no exista en la realidad, la vivencia queda identificada esencialmente como vivencia de un cierto objeto.
Por decirlo así, la esencia de las vivencias tiene un lado subjetivo -que es la propia acción de la conciencia en tanto que ejerciéndose intencionalmente- y un lado objetivo. Al lado objetivo de la esencia de una vivencia lo denominará Husserl nóema de esa vivencia. Al lado subjetivo, noesis de la vivencia. Hay textos de Husserl que parecen avalar la idea de la distinción entre nóema y objeto: "El árbol pura y simplemente, la cosa de la naturaleza, es todo menos esto percibido, el árbol, en cuanto tal, que es inherente como sentido perceptivo a la percepción, y lo es inseparablemente. El árbol pura y simplemente puede arder, descomponerse en sus elementos químicos, etc. Pero el sentido -el sentido de esta percepción, algo necesariamente inherente a su esencia- no puede arder, no tiene elementos químicos, ni fuerzas, ni propiedades reales en sentido estricto" (Ideas, 81).
Relacionada con esta posible separación entre nóema y objeto, está la idea de Husserl de que no todos los ingredientes de la conciencia tienen carácter intencional. Este aspecto de la fenomenología de Husserl fue controvertido y muy criticado por Sartre. A los elementos no intenciollales los llama hylé; plantea en Ideas que la noesis tendría una cierta función animadora de esta hylé -sensaciones o contenidos representantes- para generar los correspondientes nóemas.
Con ello, prácticamente estamos en el representacionalismo que el propio Husserl denostaba. Husserl había insistido en la "presencia en persona" del objeto ante la conciencia durante la percepción del mismo: "Pero si intentamos separar en esta forma el objeto real (en el caso de la percepción externa, la cosa percibida de la naturaleza) y el objeto intencional, e introducir como ingrediente en la vivencia este último, en cuanto "inmanente" a la percepción, caemos en la dificultad de hallarse ahora, frente a frente, dos realidades en sentido estricto, mientras que, sin embargo, sólo con una nos encontramos y sólo una es posible. La cosa, el objeto natural, eso es lo que percibo, el árbol que está ahí en el Jardín; éste y no otro es el objeto real de la intención perceptiva. Un segundo árbol inmanente, o bien una imagen interna del árbol que está ahí fuera ante mí, no se da en modo alguno y suponer hipotéticamente una cosa semejante sólo conduce a un contrasentido." (Ideas, 9O).
Husserl se opone a la separación entre un mundo de realidad -en-sí- correspondiente a las afirmaciones de la ciencia física matematizada -y un mundo de apariencias o fenómenos sensoriales meramente subjetivos. Si admitimos que la cosa sensible y sus cualidades son fenómenos subjetivos, entonces tampoco serán trascendentes las cosas en sentido físico, puesto que son exactamente las mismas cosas que indicamos como un "esto" en la percepción sensible Ias que el físico estudia con profusión de experimentos en torno a ellas, de las que deriva, aplicando cánones estables de la racionalidad lógico-empírica, las determinaciones físicas de la cosa.
Con este "mito" -así lo llama Husserl- cae también la teoría causal de la percepción. Así: "Como toda vivencia intencional tiene un nóema y en él un sentido mediante el cual se refiere al objeto, así, a la inversa, todo lo que llamamos objeto, aquello de que hablamos, lo que como realidad tenemos ante los ojos, lo que tenemos por posible o probable, lo que nos figuramos por imprecisamente que sea, es, sólo con el ser tal, un objeto de la conciencia, y esto quiere decir que, sean y se llamen mundo y realidad lo que sean y se llamen, tiene que estar representado dentro del marco de la conciencia real y posible por sentidos o proposiciones, llenos por el correspondiente contenido más o menos intuitivo " (Ideas. l13).
La Fenomenología del Derecho
Autor:
Christian Correa Cabrales.
Profesor: Ricardo Cristo.
Ramo: Filosofía del Derecho.
Universidad Miguel de Cervantes.
Tomado de https://www.monografias.com/trabajos104/fenomenologia-del-derecho/fenomenologia-del-derecho.shtml
Aunque la fenomenología ha sido tratada por muchos pensadores en la historia, se atribuye explicita y fundamentalmente a don Edmund Husserl en relación a su método particular, debido a sus estudios en que se plasman ideas fenomenológicas en algunas de sus obras, tales como "Idea de la Fenomenología", compuesta de 5 lecciones; "La Filosofía como Ciencia Estricta" e "Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y Filosofía Fenomenológica".
En estas obras comienza a plasmar sus ideas de qué es lo que se entiende por fenomenología, tratando a la vez de alejarse del psicologismo (tendencia a relativizar la razón al hacerla dependiente de algo distinta de ella misma, es decir, hacen a la razón dependiente de algo que no es racional), pudiendo afirmar que la razón, donde sea que se realice, es simplemente razón y el negarlo es psicologismo.
Criticando la era decadente de fundamentos a la que había llegado la filosofía y la ciencia percibe que todo era por el culto a los hechos, a lo fáctico, a lo empírico y a lo relativo a que habían llevado tanto el positivismo como el naturalismo (para el que todo es naturaleza física), el historicismo (la filosofía es una creación histórica) y como señalé, el psicologismo (trata de explicar todo acto y contenido de la mente como si fueran procesos psíquicos).
Dentro de ellas, el psicologismo específicamente, conduce al relativismo y al escepticismo, porque si se reduce todo a procesos psíquicos, incluso las leyes de la lógica, nuestros juicios no podrán poseer una validez necesaria y universal (que es lo que caracteriza a la ciencia), quedando todo en el ámbito de la mera probabilidad.
Así, como la lógica trata de verdades objetivas y universales, su contenido no se puede reducir a un acto o fenómeno psíquico, proponiéndose como una alternativa eficaz a otorgar validez universal a la filosofía el método fenomenológico o fenomenología, que más que un sistema filosófico es una actitud critica y radical para enfrentarse con las cosas, con la realidad fáctica que la experiencia nos otorga.
El método fenomenológico propone conocer la realidad de una manera objetiva, no quedándose en una mera explicación de los hechos (como el positivismo), sino que yendo un poco mas allá, incluso adentrándose en el núcleo constituyente de las cosas, esto es, su esencia misma.
De lo anterior afirmamos que la fenomenología es una depuración de las cosas, ya que si vemos una cosa, esta no consiste más que en ser un aparecer, un mostrarse, una manifestación en la que se aparece todo aquello a lo que le atribuimos un ser; este aparecer tiene lugar en la conciencia, pero esta no puede ser concebida como un ente o una substancia determinada en la cual aparecen las representaciones que concuerdan o no con las cosas exteriores que percibimos. Ir a la esencia misma de las cosas supone despojar todos los elementos extraños y añadidos no solo a la cosa o fenómeno mismo, sino también, a la conciencia misma.
La fenomenología la podemos conceptualizar como una parte de la ciencia que estudia la relación que hay entre los hechos (fenómenos o cosas) y el ámbito en que se hace presente esta realidad (la conciencia).
También podemos clasificar la fenomenología, como:
· De acuerdo a como se interpreta:
· 1. Fenomenología realista: Para esta, los fenómenos conocidos son reales e independientes de nuestra mente.
· 2. Fenomenología trascendental: Que constituye un nuevo idealismo para el cual la realidad es una consecuencia de los distintos modos de actuación de la conciencia pura o trascendental.
· De acuerdo a como se estudia:
· 1. Fenomenología del conocimiento.
· 2. Fenomenología del derecho.
Características de la fenomenología:
A) Estudia la conciencia: Entendiendo por tal el ámbito en el que se hace presente o se muestra la realidad y esta realidad que se muestra o aparece a una conciencia toma el nombre de fenómeno.
B) Usa la intencionalidad: Distinto a lo que generalmente se entiende por ella, acá la utiliza en términos más simples, refiriéndose simplemente al hecho de que toda conciencia es conciencia de algo, es decir, que todo acto de conciencia es siempre una relación con otra cosa, un referirse a algo.
C) Es una depuración de las cosas: Al percibir un fenómeno se le debe despojar de todo elemento extraño añadido a él y también a la conciencia misma.
D) Es abstracto: Estudia los fenómenos no en su apariencia externa, sino que se abstrae de toda precognición de lo que las cosas son en su externalidad y concientemente.
E) Es objetivo: Al ser ciencia busca alejarse de la subjetividad, puesto que representaría una arbitrariedad de quien trata de explicar un fenómeno solo movido por la externalidad de los fenómenos y por sus ideas preconcebidas de lo que entiende por ellas.
F) Es contemporáneo: Se basa en concebir una nueva forma de entender los fenómenos, aplicando un nuevo método que difiere de todos los preteritamente concebidos.
G) Busca la certeza: Pretende aplicar un método que permita percibir lo que realmente son las cosas o fenómenos, dejando de lado toda teoría o método que conduzca al relativismo.
Elementos de la fenomenología:
La lógica: Como la lógica trata de verdades objetivas y universales va mas allá de ideas preconcebidas y apariencias para entender un fenómeno, que lo harían subjetivo y particular.
La razón: La razón es vista en su esencia misma, es decir, no como una derivación de algo ajeno a ella, sino como una unidad independiente de algo que no sea racional.
La depuración: Consiste en eliminar, en el entendimiento de algún fenómeno, toda externalidad de este y toda precognición que se tenga acerca de él, para así lograr su finalidad, cual es, la de comprender la esencia misma de los fenómenos.
La fenomenología del conocimiento:
Dentro de la fenomenología del conocimiento existen dos tipos de estudios[1]
· 1. Uno basado principalmente en el conocimiento de las ciencias naturales, las cuales implican el análisis científico que se realiza para entender determinados fenómenos, pero que una vez que se llega a una certeza de estudio, si se sigue un análisis más exhaustivo llevará a distintas interpretaciones, tantas cuantas interpretaciones trate de dárseles, ya que se basan en un conocimiento pregnoseológico, es decir de una idea que se tiene en forma a priori del objeto que se esta estudiando, por lo tanto, dependerá de las ideas preconcebidas que tenga cada estudioso de algún fenómeno en particular para darle alguna interpretación a ella.
· 2. Otro enfocado al ámbito de la metafísica entendida como algo que está más allá de lo físico, dedicando su estudio a lo abstracto del Ser. Es una parte fundamental de la filosofía que trata el estudio del Ser en cuanto tal y de sus propiedades, principios, causas y fundamentos primeros de existencia. Pero ante el cual Husserl propone hacer una abstracción de las miras metafísicas de la crítica del conocimiento y mantenerse puramente en su tarea de aclarar la esencia del conocimiento y del objeto de conocimiento, tal critica será fenomenología del conocimiento y del objeto del conocimiento, constituyendo el fragmento primero y básico de la fenomenología en general.
La fenomenología del derecho: Dentro de lo que ya entendemos por fenomenología, si lo llevamos al campo del derecho, nos encontraremos con concepciones de qué es lo que se entiende por él, así, por ejemplo se puede decir que el derecho es unívoco en cuanto carece de causa formal, siendo identificado con la norma, llevándonos a la concepción que se tiene de que la ley es lo justo; pero también se podría concluir que el derecho es injusto, siendo un concepto equivoco, ya que son totalmente distintos la idea de un derecho justo como de uno injusto.
Quedarnos en la referencia a la causa formal o material del derecho seria como referirnos a la metafísica del ser y como la fenomenología propone realizar una abstracción de la critica del conocimiento, quedándose solo en la tarea de aclarar la esencia del conocimiento y de su objeto, llegamos a la conclusión de que la existencia del derecho es su propia fenomenología[2]ya que con las causas material o formal solo se lograría una definición de lo que se entiende por derecho, pero pudiendo llegar a su existencia universal abstractiva solo mediante las causas extrínsecas, las cuales nos explican la fenomenología jurídica, pudiendo encontrar una causa extrínseca eficiente, que es aquello en cuya gracia o virtud se produce en la relación jurídica el acto formal intrínseco de lo justo, siendo esta la, ley o norma, que por participar en lo justo permite producir las voluntades de un acto jurídicamente justo.
Según Cossio[3]el hecho de que el "yo" sea inseparable de la conducta nos lleva a que la ley sea esencialmente un "objeto egológico", buscando así, un camino para superar la antítesis de la filosofía del derecho entre hecho, norma y valor.
Dentro de los pensadores surge conflicto para conceptualizar qué se entiende por derecho entre los iusnaturalistas y los iuspositivistas, en que los primeros requieren de valores o conceptos morales para caracterizar al derecho; valor del cual los positivitas prescinden para llegar al mismo objeto.
Ahora, la filosofía jurídica intenta llevarnos a un conocimiento absoluto del derecho para que sea universal y necesario, por lo que si hacemos un estudio fenomenológico del derecho, nos revelará que la razón más profunda de la obligatoriedad de las normas debe ser buscada en el fondo de la corriente de la conciencia humana, en la conciencia moral, porque la dirección de conducta que realice una persona no puede prescindir de una concepción valorativa, para que este actúe conforme a su moral.
Pero esta moral debe ser comprendida al nivel de la conciencia humana para poder entenderla fenomenológicamente, ya que esta es el núcleo esencial de la realidad humana, puesto que no hay un mundo desvinculado de la conciencia, ya que en ella se encuentra el fundamento a todas las cosas.
Con todo, y en relación a la teoría del objeto egológico podríamos señalar que la fenomenología del derecho es una parte de la ciencia jurídica que estudia la relación que hay entre las prescripciones jurídicas normativas de la conducta humana (hecho - norma) y el ámbito en que se hace presente esta prescripción de conducta (la conciencia moral).
Pudiendo, además, concluir que el derecho sería una "teoría de la conciencia" en que todo obrar justo debe responder a esa conciencia interior que rige nuestro actuar.
[1] Husserl, E.; La idea de la Fenomenología.
[2] Fragueiro, Alfredo; De las Causas de Derecho; Universidad Nacional de Córdoba.
[3] Cossio, Carlos; Pensador de la teoría egológica del derecho.
FENOMENOLOGÍA Y RACIONALISMO CRÍTICO
¿CONOCIENDO LA REALIDAD?
Por Sandra Ríos Núñez. Ingeniero Comercial; Dirección de Planificación y Estudios Universidad de Los Lagos. Osorno, Chile
www.monografias.com, enero 28, 2010.
I. CONTEXTUALIZACIÓN
Husserl y Popper jamás hubiesen pensado que una persona no especializada en materias filosóficas, de una sureña ciudad de Chile, muchos años después de que ellos profundizaron en sus teorías, los elegiría para por medio de un ensayo repensar sus planteamientos con el serio desafío de poder interpretar el carácter de la coyuntura filosófica en la actualidad y su importancia para conocer la realidad.
Siempre me dijeron, por formación, que la filosofía estaba vedada para cierta elite o grupo de personas, que no era aplicable a la cotidianeidad, que las crisis de la sociedad eran producto de malos pronósticos instrumentales. Sin embargo, creo firmemente luego de haber sido parte del módulo de epistemología de las Ciencias Sociales que estas crisis nos exigen un encuentro entre filosofía y vida común para poder explicar los problemas actuales.
II. JUSTIFICACIÓN
¿Por qué elegir a Popper y a Husserl?
Si consideramos los siguientes puntos a continuación mencionados puedo afirmar que tanto Popper como Husserl me facilitan la tarea de conocer la realidad por medio de sus postulados, esto se percibe en las siguientes abstracciones de los párrafos:
Para obtener el conocimiento se parte de una etapa sensorial; es decir, captar por medio de los sentidos los fenómenos, procesos y objetos de la naturaleza. (Fenomenología). Luego, generar las conceptualizaciones, el conocimiento racional del mundo exterior. Por último, para calificar como verdaderos los juicios teóricos, éstos deben comprobarse en la práctica. (Racionalismo Crítico).
El enfrentamiento con la realidad se realiza con base en métodos e instrumentos debidamente seleccionados. (Racionalismo Crítico)
La investigación es esencial en el proceso del conocimiento, porque no basta con percibir. Es necesario comprender y explicar, para poder predecir. (Fenomenología y Racionalismo Crítico)
Al investigar se parte del supuesto de que no puede haber conocimiento al margen de la práctica. Esta constituye el único criterio de verdad en cuanto al conocimiento del mundo exterior. (Fenomenología y Racionalismo Crítico)
Desde el momento de la elección del problema de estudio, en el análisis de la información y en la selección de técnicas para la investigación, se verá reflejada la postura ideológica del sujeto. (Racionalismo Crítico)
En ciencias sociales, la investigación debe guardar una autonomía tal que los resultados lleven a la obtención del conocimiento verdadero, sin deformar la realidad, v sí, en cambio, ofrezcan bases para transformarla. (Fenomenología)
Este ejercicio manifiesta que una vez que he determinado los pasos para generar una investigación que me permitan contribuir al conocimiento he familiarizado a la teoría que me permitiría realizar esta tarea. A continuación profundizo en los fundamentos que he expuesto anteriormente y que me permitieron definir mi elección.
III. DESARROLLO DE LOS POSTULADOS DE LA FENOMENOLOGÍA Y RACIONALISMO CRÍTICO
Racionalismo Crítico
Para el racionalismo crítico de Popper, las teorías son “redes que lanzamos al mundo” con la intención de acceder más fácilmente a su funcionamiento y a su manejo o control, pero no mediante referencias ubicadas en el mismo mundo (objetivas), sino mediante esquemas socialmente compartidos (intersubjetivos), del mismo modo en que se comparten los esquemas de la lengua o de la interacción personal. Para el racionalismo que utiliza el método deductivo, las teorías se crean, y, luego, los hechos particulares deben tratar de enmarcarse en la teoría. El Racionalismo Crítico comienza el retorno al "sujeto" que será el rasgo distintivo del "constructivismo", pero no visto como sujeto pensante, a lo Descartes, sino en cuanto base de toda actitud crítica. Esto supone, según Popper, que hay que considerar desde una perspectiva y concepto de lo que es "crítica" y de lo que es "racionalidad científica" el trabajo o actividad de las ciencias reales cuya tarea básica consiste en elaborar sistemas de afirmaciones reales (no analíticas en que el juicio sólo infiere o desglosa el contenido de los términos analizados sin añadir más contenido, sino sintéticas, es decir: juicios que añaden un contenido nuevo).
La investigación científica tendría como meta y problema central el crecimiento del saber científico, y Popper, diferenciándose de la tesis central del positivismo lógico no cree que para estudiar tal desarrollo del saber sea suficiente (y posible) reducirse al estudio de los lenguajes artificiales, o al de los cálculos lógicos desarrollados en ellos, a que habría que traducir sus tesis para constatar si poseen o no sentido lógico. Tales estudios reduccionistas dejarían intocado el problema central del "crecer" del saber. Los científicos caen el error de “creer” generar conocimiento utilizando métodos inductivos donde a partir de algo singular pueden inferir conclusiones a nivel general y eso es imposible; La observación pura no existe, sino que es una interpretación de hechos a la luz de una teoría.
En el "positivismo lógico", la ciencia se construye sobre sillares elementales: los enunciados elementales basados en evidencias suministradas por los sentidos. Pero Popper señala que tales enunciados sólo son justificables por otros enunciados, y que toda percepción es también "interpretación". Por lo tanto, el saber es, desde su comienzo mismo, algo conjetural, hipotético, revisable.
Existe una tensión entre el conocimiento y la ignorancia que genera problemas y a ensayos de solución. Así, entonces, el origen del conocimiento son siempre los problemas; y la observación se transforma en un medio para un fin que es develar los problemas.
Según su tesis Decimoséptima, Popper afirma que la deducción transmite la verdad de las conjeturas a la conclusión y además retransmite la falsedad de la conclusión a al menos una conjetura. Por lo que la lógica deductiva se convierte en una teoría de la crítica racional. Ahora bien, al aplicar el método deductivo a la comprobación de teorías empíricas hay que distinguir previamente dos cuestiones:
Una teoría, como sistema de proposiciones, se formula aunque ni sea verdad o no exista un camino racional desde ella a la observación. Puede responder a una ocurrencia, etc. Lo comprobable serían las hipótesis.
Los enunciados científicos sólo serían pues ensayos, esbozos arbitrariamente creados, con mero valor de conjetura, que sólo podrían tener valor científico tras una comprobación. Pero dado que tal comprobación no puede ser exhaustiva en su VERIFICACIÓN, (mostrar la verdad), sólo queda el método de la FALSACIÓN, es decir, el "refutar" las afirmaciones de esa teoría contrastándolas con los datos empíricos.
Una vez rechazado el imposible camino de la "inducción" se toma pues el de la "deducción". En lugar del principio de la "verificación" se aplica el principio de la falsación.
Las ciencias humanas también deben someterse, según Popper, al método científico. Para él, el concepto de conocimiento científico es "uno". Existe un monismo metodológico.
Por ejemplo, una teoría sobre relaciones humanas de ejercicio de dirección de personas puede constar de una serie de proposiciones universales en sentido estricto, en que se formulan afirmativamente determinados efectos de diversos estilos de dirección, que se darían siempre que se presentaran determinadas condiciones. Una proposición de este género sería la que afirma que 'la aplicación de un estilo de dirección autoritario (fundado carismática, tradicionalmente o de otra posible forma) tiene como efecto una mayor insatisfacción sobre personas de alto nivel de cualificación que la aplicación de un estilo también autoritario pero más funcional.
Contenido empírico
Es contra de esta suposición central en el Racionalismo Crítico, que postula una total "objetividad de la investigación" en el campo de lo social, donde el mismo instrumental empleado por el científico social para comprobar sus afirmaciones o formular sus problemas venía con una precarga valorativa. Y esta dimensión valorativa afecta a las mismas reglas presuntamente neutrales del Racionalismo Crítico.
Fenomenología
La fenomenología es el estudio de las esencias, y todos los problemas, según ella, se reducen a definir esencias: esencia de la percepción, esencia de la conciencia, por ejemplo. Pero la fenomenología es también una filosofía que vuelve a colocar las esencias en la existencia y considera que no se puede comprender al hombre y al mundo sino a partir de su "facticidad". Una confusión del mismo género enturbia la noción de "esencias" en Husserl. Toda reducción, dice Husserl, a la vez que trascendental, es necesariamente eidética. Ello quiere decir que no podemos someter a la mirada filosófica nuestra percepción del mundo sin dejar de formar unidad con esta tesis del mundo, con este interés por el mundo que nos define, sin retroceder más acá de nuestro compromiso para hacerlo aparecer como espectáculo, sin pasar del hecho de nuestra existencia a la naturaleza de nuestra existencia, del Ser-ahí a la esencia. Pero es claro que la esencia no es aquí el fin, es un medio, y que nuestro compromiso efectivo en el mundo es justo lo que importa comprender y traer a concepto y lo que polariza todas nuestras fijaciones conceptuales. La necesidad de pasar por las esencias no significa que la filosofía las tome por objeto, sino, por el contrario, que nuestra experiencia está demasiado estrechamente apresada en el mundo para conocerse como tal en el momento en que a él se lanza, y que tiene necesidad del campo de idealidad para conocer y conquistar su facticidad.
Para la fenomenología de Husserl, el término adquiere un sentido diferente, donde lo que importa es la “comprensión”. A partir de allí, se postula el carácter de “crítica social” que han de tener las teorías, postula que existe una visión práctica de la cotidianeidad que denominó "mundo de la vida" (Lebenswelt), y que no es más que la realidad empírica, la experiencia cotidiana, práctica, inmediata e irracional de los hombres.
La fenomenología intenta hacer una descripción directa de nuestra experiencia tal cual es, y sin ninguna consideración de su génesis psicológica y de las explicaciones causales que el especialista, el historiador o el sociólogo puedan dar; La fenomenología sólo es accesible por medio de un método fenomenológico. Podemos decir que se generan tres estados de conciencia: la natural donde existe el acto de percibir lo que hay a nuestro alrededor, es una actividad que el Hombre realiza solo por existir, decir que es natural o común no significa que sea simple, ya que se presenta como un estadio inagotable de actos de las formas más diversas. Luego se nos presenta la conciencia intencional que describe como los objetos son ofrecidos a la conciencia, no se me da una y la misma cosa de idéntica manera cuando la imagino que cuando la recuerdo; el modo como es el objeto para la conciencia no es igual cuando la percibimos que cuando la buscamos porque se nos ha extraviado. Una y la misma cosa puede ser objeto intencional de muy diversos actos concientes. Una descripción fenomenológica de la conciencia intencional suficientemente amplia y detallada resultará ser entonces una especie de listado de las diferentes capacidades mediante las cuales nos damos cuenta del mundo y de la manera en que se nos hace presente para cada uno de nosotros. Mientras nos mantengamos en los dos niveles antes descritos no lograremos justificar ningún hecho por medio de otro, pues cada uno está sujeto a duda: puede se ilusorio, erróneo, susceptible de refutación. Esto nos indica que debemos llegar a otro estadio, que es la conciencia pura, por medio de la reducción eidética que nos permitirá reducir el hecho a su esencia, eliminando para esto todos los elementos causales, contingentes para no enturbiar la capacidad de ver las cosas como realmente son; y de la reducción filosófica que nos permite librarnos de toda doctrina tradicional, de las enseñanzas recibidas e iniciar el estudio de los problemas que queremos resolver libres de todo sesgo anterior. La «reducción fenomenológica» —la epojé: poner el mundo entre paréntesis— husserliana del yo no supone una entelequia por encima de las vivencias del sujeto. Es una síntesis que aglutina, dotándolas de coherencia, las diversas manifestaciones en el proceso discursivo del conocer. Esto supone una visión dinámica al concatenarse este conocer con el mundo en una sucesión sintético-relacional donde la conciencia es siempre conciencia de algo; para pasar a desvanecerse cuando ésta se vuelve sobre sí misma.
Intentemos, pues, anudar deliberadamente los famosos temas fenomenológicos tal como se han anudado espontáneamente en la vida. Tal vez comprenderemos entonces por qué la fenomenología ha permanecido durante tanto tiempo en un estado incipiente, de problema y de anhelo.
Se trata de describir y no de explicar o analizar. Esta primera consigna que Husserl dio a la incipiente fenomenología de ser un volver "a las cosas mismas", es ante todo la desaprobación de la ciencia. Yo no soy el resultado o entrecruzamiento de las múltiples causalidades que determinan mi cuerpo o mi "psiquismo", no puedo pensarme como una parte del mundo, como un simple objeto de la psicología y de la sociología, ni cerrar sobre mí el universo de la ciencia. Todo lo que sé del mundo, aun científicamente, lo sé a partir de una perspectiva mía o de una experiencia del mundo sin la cual los símbolos de la ciencia no querrían decir nada. Todo el universo de la ciencia está construido sobre el mundo vivido y si queremos pensar en la ciencia misma con rigor y apreciar exactamente su sentido y su alcance, nos es menester despertar ante todo esta experiencia del mundo de la que la ciencia es la expresión segunda. La ciencia no tiene y no tendrá jamás el mismo sentido de ser que el mundo percibido, por la simple razón de que es una explicación o determinación del mismo. No soy un "ser vivo" o siquiera un "hombre" o incluso "una conciencia", con todos los caracteres que la zoología, la anatomía social o la psicología inductiva reconocen a estos productos de la naturaleza o de la historia, soy la fuente absoluta, mi existencia no proviene de mis antecedentes, de mi ambiente físico y social, sino que va hacia ellos y los sostiene, pues soy yo quien hago ser para mí (y, por ende, ser en el único sentido que la palabra puede tener para mí) esta tradición que elijo reasumir o este horizonte cuya distancia en relación conmigo mismo se evaporaría, puesto que no le pertenece en propiedad si no estuviera yo allí para recorrerla con la mirada. Las perspectivas científicas, según las cuales soy un momento del mundo, son siempre ingenuas e hipócritas, puesto que sobrentienden, sin mencionarla, esta otra perspectiva, la de la conciencia, por la que de inmediato se dispone de un mundo en torno mío y comienza a existir para mí. Volver a las cosas mismas, es volver a este mundo anterior al conocimiento y del que el conocimiento habla siempre, y frente al cual toda determinación científica es abstracta, significativa y dependiente, como la geografía con relación al paisaje en que hemos aprendido por vez primera qué es el campo, las montañas, los lagos etc.
La reflexión no se retira del mundo hacia la unidad de la conciencia como fundamento del mundo, sino que toma su distancia para ver brotar las trascendencias, distiende los hilos intencionales que nos ligan al mundo para hacerlos aparecer, y sólo es conciencia del mundo porque lo revela como extraño y paradójico. Husserl dijo una vez que era necesario perder el mundo para que, después de recuperado, lo poseyéramos de verdad.
IV SINTESIS DE COMPATIBILIDADES E INCOMPATIBILIDADES DE AMBAS TEORÍAS
COMPATIBILIDADES
En contra del positivismo
Ambos rechazan el positivismo y esto me hace mucho sentido ya que Popper se distancia de los positivistas al declarar la imposibilidad del principio de verificación empírica. A la vez, crítica el hecho de colocar lo empírico como punto de partida de nuestro conocimiento; porque pretendemos que lo que la ciencia afirma se encuentra empíricamente fundado. Esto evidentemente, no es posible, ya que las proposiciones de la ciencia no se fundan en lo empírico. Así, Husserl, por otra parte, se opone muy fuertemente a lo que denomina como la inundación del positivismo, los acusa por la parcialidad de sus principios ya que manifiesta que no hay separación tácita entre realidad y conciencia, supone que ambos aspectos son formas de un mismo modo de manifestación del ser.
Afirma que el positivismo se basa en una “perspectiva natural” donde solo existe lo fáctico, lo objetivo, sin embargo, al prescindirse de lo subjetivo, la propia actividad científica deja de comprenderse.
En contra de la Psicología
Husserl afirma que la psicología al separar lo corporal de lo mental, comete el error de tratar lo mental como algo corporal ya que se apoya en un concepto de ciencia que toma como modelo la física. La Psicología no puede estudiar la mente en lo que es esencial: en cuanto remite a un yo que actúa y sobre el que actúa. No existe en ella un análisis exterior y que se concentre en el análisis del quehacer interno desde la conciencia, desde la subjetividad. El mundo no es un objeto del cual posea la ley de su constitución por intermedio de mi yo, es el medio natural y el campo de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones explícitas. La verdad no "habita" solamente en el "hombre interior", o mejor dicho, no hay hombre interior, el hombre es en el mundo, y es en el mundo donde se conoce. Cuando vuelvo en mí a partir del dogmatismo del sentido común o del dogmatismo de la ciencia, encuentro no un foco de verdad intrínseca, sino un sujeto destinado al mundo.
Con ello se hace visible el verdadero sentido de la célebre reducción fenomenológica.
Popper concuerda con Husserl en rechazar a la psicología ya que es incompatible con ciertos resultados posibles de la observación, ya que como parte de la observación puede generar una verificación de distintas teorías para una misma conducta humana. Postula, entonces, por el contrario, que si la observación muestra que es efecto predicho está claramente ausente, entonces la teoría simplemente queda refutada. La psicología presume conceptos sociales; lo cual muestra que no es posible explicar la sociedad exclusivamente en términos psicológicos. Afirma Popper que en las Ciencias Sociales existe un método objetivamente comprensivo que analiza la situación de los Hombres que actúan lo suficiente como para explicar su conducta a partir de la situación misma, sin más ayudas psicológicas.
Presencia De Intersubjetividad.
La más importante de las adquisiciones de la fenomenología consiste, sin duda, en haber unido el extremo subjetivismo y el extremo objetivismo en su noción de mundo o de racionalidad. La racionalidad es exactamente medida a las experiencias en las cuales se revela. Hay racionalidad, es decir, las perspectivas se recubren, las percepciones se confirman, aparece un sentido. Pero no debe ser puesta aparte, transformada en Espíritu absoluto o en mundo en sentido realista. El mundo fenomenológico no es el ser puro, sino el sentido que transparece en la intersección de mis experiencias y las del otro, por el engranaje de las unas en las otras, es pues inseparable de la subjetividad y de la intersubjetividad que integran su unidad por la reasunción de mis experiencias pasadas en mis experiencias presentes, de la experiencia del otro en la mía. La conformación del pensamiento/conocimiento se estructura a partir de la acción e interacción humana, al ser un producto social; determinado por las relaciones sociales y de producción material.
INCOMPATIBILIDADES
La Existencia De Un Método Para Conocer La Realidad
Husser no concuerda con Popper en trabajar con teoría e hipótesis para conocer la realidad, la fenomenología se basa en la existencia de la conciencia pura incapaz de contaminarse, la conciencia sigue mentando, refiriéndose a objetividades, continúa siendo intencional o dirigida a algo, pero ese algo ha cambiado, ha sido modificado por la reducción: ya no interesa su existencia o inexistencia, si el mundo tiene un carácter puramente fenoménico después de la reducción, se atiende a lo que se muestra sin tener que hacer suposiciones o hipótesis sobre los aspectos escondidos u oscuros de su tema o sobre las relaciones menos aparentes que pudiera tener con otras cosas no dadas actualmente.
Se trata de describir y no de explicar o analizar. Esta primera consigna que Husserl dio a la incipiente fenomenología de volver "a las cosas mismas", es ante todo la desaprobación de la ciencia. Yo no soy el resultado o entrecruzamiento de las múltiples causalidades que determinan mi cuerpo o mi "psiquismo", no puedo pensarme como una parte del mundo, como un simple objeto de la psicología y de la sociología, ni cerrar sobre mí el universo de la ciencia. Todo lo que sé del mundo, aun científicamente, lo sé a partir de una perspectiva mía o de una experiencia del mundo sin la cual los símbolos de la ciencia no querrían decir nada.
Abandonarse a La Conciencia Pura
Lo trascendental de Husserl no es lo trascendental de Kant, y Husserl reprocha a la filosofía kantiana ser una filosofía "mundana", puesto que utiliza nuestra referencia al mundo, que es motor de la deducción trascendental, y hace al mundo inmanente al sujeto, en vez de quedarse perpleja ante él y de concebir al sujeto como trascendencia hacia el mundo. Todas las confusiones entre Husserl y sus intérpretes, con los "disidentes" existenciales y finalmente consigo mismo, vienen de que, justo para ver el mundo y aprehenderlo como paradoja, es preciso romper nuestra familiaridad con él, y que esta ruptura no puede enseñarnos sino el surgimiento inmotivado del mundo. La mayor enseñanza de la reducción es la imposibilidad de una reducción completa. De ahí que Husserl se interrogue siempre de nuevo sobre la posibilidad de la reducción. Si fuéramos el espíritu absoluto, la reducción no sería problemática. Pero puesto que, por lo contrario, somos en el mundo, puesto que aun nuestras reflexiones tienen su lugar en el flujo temporal que intentan apresar (puesto que ellas mismas fluyen, como dice Husserl), no hay pensamiento que abarque todo nuestro pensamiento. Ello quiere decir que nada da por adquirido de lo que los hombres o los científicos creen saber. Ello quiere decir también que la filosofía misma no debe tenerse por adquirida en lo que haya podido decir de verdadero, sino que es una experiencia siempre en renovación de su propio comienzo, y que consiste por entero en descubrir este comienzo, y finalmente que la reflexión radical es consciente de su propia dependencia con relación a una vida irreflexiva que forma su situación inicial, constante y final. Lejos de ser, como se ha creído, la fórmula de una filosofía idealista, la reducción fenomenológica lo es de una filosofía existencial: el ser-en-el-mundo de Heidegger no aparece sino sobre el fondo de la reducción fenomenológica.
Husser afirma en contraposición de Pooper que la racionalidad no es un problema, no hay detrás de ella algo desconocido que tengamos que determinar deductivamente o probar inductivamente a partir de ella: asistimos en todo momento a este prodigio de la conexión de las experiencias y nadie mejor que nosotros sabe cómo se hace, puesto que somos este nudo de relaciones. El mundo y la razón no son problemáticos; digamos, si se quiere, que son misteriosos, pero este misterio los define, no podría intentarse disiparlo por alguna "solución", está más acá de las soluciones. La verdadera filosofía consiste en aprender de nuevo a ver el mundo, y en este sentido contar un cuento puede significar el mundo con tanta "profundidad" como un tratado de filosofía. Nos hacemos cargo de nuestra suerte, nos hacemos responsables de nuestra historia por la reflexión, pero también por una decisión en que comprometemos nuestra vida, y en los dos casos se trata de un acto violento que se verifica al ejercitarse.
La fenomenología, como revelación del mundo, reposa sobre ella misma, o más aún, se funda a sí misma. Todos los conocimientos se apoyan sobre un "suelo" de postulados y finalmente sobre nuestra comunicación con el mundo como primera instauración de la racionalidad. La filosofía como reflexión radical se priva en principio de este recurso. Como también ella es en la historia, utiliza ella también el mundo y la razón constituida. Será pues menester que se dirija a sí misma la interrogación que dirige a todos los conocimientos; se desdoblará, pues, indefinidamente; será, como dice Husserl, un diálogo o una meditación infinita, y en la medida misma en que permanece fiel a su intención, no sabrá nunca adónde va. El inacabamiento de la fenomenología y su cariz incoativo no son el signo de un fracaso, eran inevitables porque la fenomenología se prescribe como tarea revelar el misterio del mundo y el misterio de la razón. Si la fenomenología ha sido un movimiento antes de ser una doctrina o un sistema, ello no es un azar ni una impostura. Es laboriosa por la misma exigencia de conciencia, por la misma voluntad de aprehender el sentido del mundo o de la historia en su estado naciente. Se confunde desde este punto de vista con el esfuerzo del pensamiento moderno.
V CONCLUSIONES RELEVANTES
Lo social se manifiesta en lo «interior» del actor social por medio de las agencias de socialización y de la pregnancia que el sujeto vive como certeza del único mundo posible, de la única realidad accesible, constituyendo un absoluto que opera como organización interior, como sistema autocontenido o conjunto de relaciones estructurales pertenecientes a la realidad privada del actor social. Es decir, lo exterior volcado en y constituyendo la conciencia es vivido por el individuo como la «realidad». El desconocimiento profundo de lo interior que opera tanto en las capas conscientes como inconscientes de ese individuo posibilita la dominación. Esto supone la posibilidad y el hecho fáctico del control social y por ende de la gobernabilidad de una sociedad a través de una serie de instituciones y de la dirección ejercida como regulación a partir de determinadas instancias (Gobierno, Estado, etc.). La dominación se hace posible por medio del desconocimiento, la desinformación, la información tergiversada, el mito o el puro y simple engaño social donde los poderes dirigen la conducta y modelan el carácter de los sujetos.
La relación de los componentes que manejamos es posible esquematizarla en unos pocos rasgos:

MUNDO NATURAL CONCIENCIA SOCIEDAD

Figura:. Esquema general de interacciones
Fuente: elaboración propia
Sobre esa conciencia se ejerce la alienación. La mente resulta alienada como producto de la dominación. El individuo deja de ser autónomo con respecto al pensamiento y la acción para pasar a ser heterónomo con respecto a la capacidad de autonomía. El mundo social se revela al análisis profundo como «apariencia inducida». El mismo conocimiento se presenta como intento de certeza. En este sentido se tiende a producir una coherencia informacional acorde con la estructura de esquema de conocimiento latente antes de la incorporación del nuevo saber.
Desde la óptica de los diversos saberes, los actores social, pertenezcan a la comunidad científica o no, tiende a la confirmación de la hipótesis de partida.
Considerando lo anterior, ¿Cuál es nuestro rol como futuros investigadores de las ciencias sociales?
La respuesta no es simple, intervenir la realidad para generar conocimiento debe transformarse en una actitud o forma de vida, conocer los paradigmas de acción que se presentan en la realidad en el país y en el mundo representan un gran desafío que teorías como la de Popper o la de Husserl se nos brindad como herramientas facilitadoras de nuestra acción rescatando la rigurosidad de Popper por medio de su proceso de falsación y por la habilidad de la fenomenología para aprehender los objetos como se me presentan. La tarea es generar prácticas diarias que permitan conocer los hechos sociales y construir saberes, y estos saberes considerando la trilogía del saber, saber ser y saber hacer.
No debemos olvidar nunca que todo conocimiento está siempre sujeto a un plano de limitación temporal. Está en un estadio o momento del devenir procesual que supone el conocer. Siempre es posible agregar nuevos conocimientos que permitan una nueva cosmovisión, tanto del mundo, como de los paradigmas científicos que sostienen y estructuran los presupuestos epistemológicos de la ciencia, sus métodos y finalidad.
Rescatar en Popper la generación de conocimiento a partir de un problema y utilizar la observación como medio para lograr la falsación y dar origen a otros problemas; y considerar a Husserl para trabajar en el campo de los fenómenos a partir de la conciencia natural donde la esencia es el medio para lograr la abstracción de la conciencia pura que es una unidad de sentido con el mundo, asumiendo que si generamos una práctica habitual de estos postulados considerando que el futuro está determinado por lo que serán nuestros nuevos descubrimientos y conocimientos ya habremos dado el primer paso.
BIBLIOGRAFIA
© Noviembre de 1993. Petra Eufracia González Rivera
Popper,Karl: En Busca de un Mundo Mejor: Barcelona, Paidós:1996.
Popper, Karl: El Mito del Marco Común: Barcelona, Paidós:1997.
Popper,Karl: En Busca de un Mundo Mejor: Barcelona, Paidós:1996. (Tesis Quinta)
Popper, Karl: Conjeturas y refutaciones: Barcelona, Paidós:1983.
Husserl, Edmund: La Filosofía en la Crisis de la Humanidad Europea: Evanston, 1970.
Cordua, Carla: La Fenomenología de Husserl: 2002
Gómez de Liaño, Ignacio: La mentira social: imágenes, mitos y conducta. Tecnos, Madrid, 1989.
© Noviembre de 1993. Petra Eufracia González Rivera
Vide, p.ej., el trabajo de Ignacio Gómez de Liaño, La mentira social: imágenes, mitos y conducta. Tecnos, Madrid, 1989.